El caballero de la foto que pongo al pie se llamaba Otto Ernst
Kemer y fue un nazi alemán, oficial de la Wehrmacht, y desde 1944, comandante
del "Wachbattalion Groschdeutschland" la unidad encargada de la
seguridad de Hitler y de sus lugartenientes, en Berlín.
Años después de acabada la 2ª Guerra Mundial, Otto Kemmer
fundó, en Alemania, el
"Sozialistische Reichspartei Deutschlands" (SRDP), en
castellano, "Partido Socialista de Reich Alemán", que de socialista
tenía solo el nombre, pues era de ideología claramente nazi, por lo que no
tardó en ser declarado ilegal y suprimido por el Tribunal Supremo alemán y, a
partir de entonces, Kemer se dedicó a hacer apología del nazismo y a negar
públicamente el Holocausto, hechos que, en Alemania, están tipificados como
delitos graves, por lo que fue acusado por la fiscalía alemana y procesado por
esos delitos.
Kemer huyó de la justicia alemana, y anduvo por Siria y
Egipto, hasta que recaló en España, en 1994, y pasó sus últimos años viviendo
confortablemente en la Costa del Sol, hasta su muerte, en Marbella, en 1997.
La Audiencia Nacional española rechazó la orden alemana de
extradición contra él, bajo el argumento de que los hechos por los que lo
acusaban en Alemania no eran delitos en España, de manera que, el Sr. Kemer,
para la justicia española, no había cometido ningún crimen.
Dicho y conocido (o recordado) lo cual, que cada uno medite
sobre ese concepto de soberanía judicial, del que ahora todo el mundo parece
ser experto, y por el cual un delito por el que la justicia de un país persigue
a un ciudadano e ese país, puede no ser considerado como tal, o no en la misma
magnitud, por la justicia de otro país, rechazando la extradición del
perseguido y, a partir de ahí, quien lo considere oportuno, que siga bramando
ahora contra la justicia alemana.
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