Estamos ¿acostumbrados? a oír en los medios los casos de
"distracción" de dinero público, pero es España no solo no distraemos
dinero del Presupuesto Nacional, sino que también distraemos las ideas de
otros, haciéndolas nuestras. Esta última acción de la picaresca hispánica se
llama: "plagio".
El plagio se castiga en Europa con el cese o la dimisión,
pero España es diferente. La narrativa de esta España nuestra es que el pícaro
español, de dinero o de ideas, es astuto e ingenioso y un personaje típico de
nuestro siglo de oro (XVI).
Tal vez esa sea la explicación de nuestra indulgencia hacia
todos los casos de distracción de ideas o del gasto público.
Merkel perdió a dos ministros, de Defensa y Educación, al
descubrirse que habían plagiado. En cambio, España es diferente y el rector de
la Universidad pública Rey Juan Carlos ha sido "pillado" plagiando
textos e ideas de otros compañeros y no dimite.
Es el rector de una universidad pública, financiada con
dinero de todos, y alguna explicación tiene quedar a todos los madrileños.
PSOE, Ciudadanos y PP votan juntos para evitar que la
Asamblea de Madrid trate los plagios del rector.
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