La naturaleza le ha concedido una larga vida a quién ha
tenido sojuzgado a su propio pueblo durante décadas, y como la mayoría de
dictadores pretende dejar atado y bien atado el futuro de su impronta política,
el tiempo dirá si eso es así o todo lo contrario.
Desde cierta izquierda se destaca sus logros en ámbitos de
cultura y sanidad, justo es reconocer que son ciertos, pero ello genera si cabe
más frustración cuando teniendo un nivel de estudios más que aceptable para
amplias capas de la población, el futuro que se ofrece es muy escaso, pasando
en numerosísimas ocasiones por el afán de emigrar.
Si se dice no sin razón que en la época del dictador Batista
la isla era un prostíbulo en manos de los americanos, justamente eso y después
de décadas de Revolución no ha variado gran cosa, basta para ello con darse una
vuelta por el malecón de La Habana para comprobar que la necesidad sigue
empujando a muchos cubanos/as al ejercicio de la profesión más antigua del
mundo.
También habría que reconocer que juzgar la sociedad cubana
en cuanto a sus logros y compararla a parámetros europeos no es exactamente
justo, más lo es comparando con otros países de su entorno caribeño y
continental, siendo así, el resultado tiene sus luces y sombras. Lo que no admite duda es que el ahora
fallecido ha mantenido una férrea dictadura, que un 20% de su pueblo ha tenido
que salir en balsas de su país, ha partido inmisericordemente a miles y miles
de familias, etc., todo en pos de una idea que ampliamente se ha demostrado
como "insostenible" en el mundo.
Valga la siguiente descripción del personaje:
Era inteligente, pero más estratega que teórico. Más hombre de acción que de pensamiento. Quería acabar con el colonialismo y con las
democracias, sustituyéndolas por dictaduras estalinistas. Fue perseverante, voluntarioso, audaz, bien
informado, memorioso, intolerante, inflexible, mesiánico, paranoide, violento,
manipulador. Competitivo al extremo de
convertir el enfrentamiento con Estados Unidos en su
"leitmotiv". Narcisista, lo
que incluye histrionismo, falta total de empatía, elementos paranoides,
mendacidad, grandiosidad, locuacidad incontenible, incapacidad para admitir
errores o aceptar frustraciones, junto a una necesidad patológica de ser
admirado, temido o respetado, expresiones de pleitesía transformadas en
alimentos de los que se nutría su insaciable ego. Padecía, además, de una absoluta
arrogancia. Lo sabía todo de todo. Prescribía y proscribía a su antojo Impulsaba las más delirantes iniciativas,
desde el desarrollo de las vacas enanas caseras hasta la siembra abrumadora de
moringa, un milagroso vegetal. Era un
cubano extraordinariamente emprendedor.
El único permitido en el país.
En fin, se puede sospechar que la Historia no absolverá a
aquel guerrillero que empezó en Sierra Maestra con una idea, que fue
pervirtiendo con el paso del tiempo.
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