El deseo de poder devolver a los muertos a la vida aparece
ya en el Nuevo Testamento, aunque nuestra sed de inmortalidad es tan anterior
como la idea de conciencia de uno mismo. Una obsesión tenebrosa, pero también
esperanzadora –nadie quiere morir–, que la ciencia ficción y el género gótico
han reflejado muy bien, pero que tiene sus antecedentes en los propios avances
de la ciencia. No hace falta remontarse a Galván, que frió con electricidad
cerebros de animales y cadáveres hasta conseguir horribles espasmos faciales
que parecían devolverlos momentáneamente a la vida; en nuestro poco crédulo
siglo XXI numerosas empresas y laboratorios participan de una carrera por la
eternidad, aunque hasta ahora contaban con poco apoyos oficiales.
Una compañía de biotecnología estadounidense, Bioquark Inc,
ha puesto en marcha una investigación para regenerar cerebros de personas en
estado de muerte clínica a través de una combinación de múltiples terapias que
incluyen la inoculación de células madre y cócteles de péptidos, así como el
uso de láseres y técnicas de estimulación nerviosa que han despertado del coma
a pacientes en otras ocasiones
Aunque me encanta la ciencia, la ciencia-ficción y la real,
reconozco que artículos como éste me generan "sentimientos
encontrados". Quiero decir que me ponen los pelos de punta pero que al
mismo tiempo me apasionan, como las películas de terror.
En fin, si aciertan los científicos, es muy probable que por
lo menos algunos de nosotros veamos las alucinantes cosas que pueden pasar. ¡Y
hasta puede que alguno de nosotros se "reenganche" a la vida!
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