Para agravar
aún más la profunda crisis que asola España, los nacionalistas catalanes han
considerado que es el momento más oportuno para plantear la independencia de
Cataluña.
Su pertinaz
nacionalismo, o lo que es lo mismo amnesia selectiva, les ha hecho
olvidar el tradicional proteccionismo que se ha dispensado a su industria desde
tiempos inmemoriales. Citaré, muy de pasada, el Código de Comercio de 1829, el
Arancel de Figuerola de 1869, el de Cánovas de 1892, el de Amós Salvador en
1906. Ya bien entrado el siglo XX fue Cambó quién ultra protegió la industria
catalana. De igual manera Miguel Primo de Rivera continuó la senda
proteccionista y llegando a los tiempos del franquismo podríamos decir que
aumento si cabe esta protección.
Pero quién
mejor define esta situación es Stendhal, que tras un viaje por España en 1840
escribió: “A los catalanes les encantan las leyes que obligan a cualquier
súbdito español a pagar tres francos por una vara de un mal paño catalán,
cuando podrían obtener un magnífico paño inglés al precio de un franco la
vara.”
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