Cuando la NASA comenzó con el lanzamiento de astronautas al espacio, sabía que los bolígrafos no funcionarían en condiciones de gravedad cero, sin la presión necesaria para que la tinta fluya por la bolita de la punta.
Resolver este problema a los americanos les llevó 4 años y 10 millones de dólares.
Desarrollaron un bolígrafo que funcionaba: bajo gravedad cero, al revés, debajo del agua, prácticamente en cualquier superficie incluyendo cristal y en un rango de temperaturas que iba desde el punto de congelación hasta superar los 150 grados centígrados.
¿Y qué hicieron los rusos? ¡Los rusos utilizaron un lápiz!
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