El Presidente José Montilla no es partidario de aumentar por la noche la velocidad por encima de los 80km/h. Con esta decisión se dan con un canto en los dientes los alcaldes de Barcelona, Badalona, Gavà, Sant Adrià, Cornellà y Viladecans. Alguno he oído decir que tiene quemaduras de tercer grado en las manos de tanto frotárselas pensando en la recaudación que les va a proporcionar.
Montilla acata la decisión del conseller Saura ya que como todos sabemos estas, están tomadas para evitar la contaminación, claro y como dice el refrán a Dios rogando y con el mazo dando, a la vez hacen caja.
Curioso que, tras tomar Saura esta decisión, suba a su coche oficial, uno de los que más contaminan del mercado y cuya marca tienen todos los consellers.
Las leyes no van con ellos cuando en una retención aceleran por el arcén alegando «motivos de seguridad» o cuando van en helicóptero a comer a El Bulli.
Si tanto piensan en la contaminación, no se entiende que se inaugure una central térmica de ciclo combinado en el puerto, que emita 900.000 toneladas de C02 cada año a la atmósfera y, a la vez, nos prohíban ir a más de 80 km/h en una autopista de 4 carriles sin tráfico.
Quizá sean los 2,8 millones en multas en 6 meses lo que marque sus decisiones. El dinero nunca contamina. Como dice el refrán Dios es omnipotente y el dinero su teniente.
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